Desde el inicio del gobierno de Javier Milei, en 2023, se han perdido más de 200 mil puestos de trabajo registrados en el sector formal de la economía argentina. Este alarmante dato pone de manifiesto una realidad compleja que afecta no solo a los asalariados, sino también a las empresas y a la estabilidad social del país. Los sectores más afectados por esta pérdida de empleo en blanco han sido la Industria y la Construcción, aunque el impacto se ha extendido también a áreas que inicialmente se beneficiaron de las políticas del modelo libertario, como el sector petrolero-minero y financiero. La tendencia ha generado preocupación entre economistas y trabajadores, al tiempo que se intensifican los debates sobre la sostenibilidad de las estrategias económicas del actual gobierno.
Impacto en el empleo formal
La industria argentina, históricamente un pilar fundamental en términos de empleo, ha enfrentado un proceso de transformación y contracción desde la llegada de Milei a la presidencia. Las políticas de desregularización laboral y los cambios en las normativas fiscales han propiciado un entorno empresarial que prioriza la rentabilidad a corto plazo, muchas veces a expensas de la generación de empleo sostenible. Por su parte, la construcción, que suele ser un motor de crecimiento económico y creación de empleo en las etapas de recuperación, se ha visto golpeada también por la falta de inversión y la caída de la demanda.
Además, sorprendentemente, sectores como el petrolero-minero y financeiro, que en teoría podrían prosperar bajo un régimen menos restrictivo, han reportado despidos y una crisis en la generación de puestos de trabajo. A pesar de los incentivos ofrecidos y de la perspectiva de un mercado más libre, la realidad muestra que los efectos de la política económica han desencadenado un clima de incertidumbre que afecta a todos los sectores productivos. Esto invita a la reflexión sobre la viabilidad de las políticas de Milei y su capacidad para generar empleo genuino en un contexto crítico.
Consecuencias y reflexiones
La pérdida de más de 200 mil empleos en blanco es un fenómeno que no puede ser ignorado ni minimizado, ya que tiene profundas repercusiones en la economía y en el tejido social argentino. En un país donde la economía informal ya representa un alto porcentaje de la fuerza laboral, este deterioro del empleo formal podría intensificar los problemas ya existentes, como la precarización laboral y la falta de seguridad social. Las generaciones de trabajadores más jóvenes, quienes ingresan al mercado laboral, enfrentarán mayores desafíos, permitiendo que la informalidad y la inestabilidad se conviertan en la norma.
Si bien el gobierno actual aboga por una profunda reforma económica, es crucial analizar cómo sus decisiones afectan a las personas en la vida cotidiana. En comparación con décadas anteriores, cuando políticas similares llevaron a crisis de desempleo y recesiones, la situación actual podría ser un indicador de que la historia podría repetirse. Los permanentes cambios en la oferta y la demanda laboral, sumados a la incertidumbre política y económica, requieren un reconsideración urgente de las estrategias de Milei, así como un análisis crítico por parte de la ciudadanía y los actores involucrados en el ámbito laboral.











