Desde la asunción de Javier Milei, en diciembre de 2023, la economía argentina ha vivido un importante y preocupante descenso en el empleo formal. Según un reciente informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), el país ha perdido más de 200 mil empleos formales, lo que se traduce en una caída del 2% en este sector laboral. Este descenso ha llevado al empleo formal a su nivel más bajo desde finales de 2023, lo que pone de relieve una crisis en el mercado laboral argentino. La información es particularmente relevante en un contexto donde la estabilidad y el crecimiento económico son esenciales para el desarrollo social del país.
Impacto en el mercado laboral
La pérdida de empleos se ha concentrado en sectores clave como la industria y los servicios, donde se han reportado despidos masivos y cierre de empresas. Este fenómeno podría acentuarse aún más si se consideran las políticas de ajuste fiscal y recorte de gastos públicos que el gobierno ha implementado. Adicionalmente, el informe del IIEP sugiere que las pequeñas y medianas empresas han sido las más afectadas, poniendo en riesgo miles de puestos de trabajo en diversas localidades del país. La reducción de empleos formales, en este sentido, no solo afecta a las familias, sino que también incrementa la presión sobre los sistemas de asistencia social y desempleo.
Un contexto económico incierto
Históricamente, la economía argentina ha experimentado fluctuaciones drásticas en el empleo, especialmente durante períodos de crisis económica. En comparación, la crisis de 2001 llevó a la pérdida de más de 1 millón de empleos en pocos años, un hecho que se mantiene en la memoria colectiva. La actual situación podría ser el inicio de una nueva espiral de precarización laboral si no se implementan medidas efectivas para recuperar la confianza de los inversores y fomentar la creación de empleo. Por otro lado, la caída del empleo formal también podría dificultar la reactivación económica a mediano y largo plazo, dado que menos personas en el mercado laboral significa un menor poder de consumo y, por ende, una menor demanda en diversos sectores.
El contexto actual se hace aún más complejo teniendo en cuenta que, a pesar de las promesas de Milei de un cambio radical en el rumbo económico, la población enfrenta un panorama cada vez más desalentador. En este sentido, el desafío para la administración actual radica en encontrar un equilibrio entre las políticas de austeridad y la necesidad de generar empleo genuino. Las decisiones que se tomen en los próximos meses serán cruciales. De ello dependerá si Argentina puede revertir esta tendencia negativa en el empleo o si, por el contrario, se hundirá aún más en una crisis laboral sin precedentes.











