Este miércoles 7 de mayo los 133 cardenales electores se encerraron en la Capilla Sixtina y dieron inicio del cónclave del que surgirá el próximo Papa de la Iglesia Católica, tras el fallecimiento de Francisco Mario Bergoglio, el Papa Francisco.
Tras la procesión, desde la Capilla Paulina hasta la Capilla Sixtina y con el juramento en latín sobre el Evangelio, los cardenales cortaron el contacto con el exterior; sin teléfonos celulares para evitar cualquier intrusión externa.
Los cardenales convocados a Roma para elegir al sucesor del Papa Francisco están bajo los de Miguel Ángel, juntos uno al lado del otro; para escoger al líder espiritual que guiará a más de 1.400 millones de fieles católicos.
“Un Papa pastor, constructor de puentes, maestro de humanidad y rostro de una Iglesia samaritana”, es el identikit que los propios cardenales trazaron en la última congregación general en la que subrayaron la necesidad de llevar adelante las “reformas” iniciadas por Francisco.
El más joven de los electores tiene 45 años, el ucraniano Mykola Byčok, obispo de la eparquía greco-católica de Melbourne. El mayor es Carlos Osoro Sierra, arzobispo emérito de Madrid, de 79 años.
Es el Cónclave más concurrido y variado de la historia. Los votantes proceden de 70 países de los cinco continentes y representan grandes ciudades, pequeñas diócesis, comunidades que sufren y comunidades perseguidas.
La votación tiene lugar bajo las bóvedas decoradas con frescos del Juicio Final, donde todo está preparado, todo está preparado desde ayer.
Los bancos de madera de cerezo con los nombres y apellidos de cada uno de los electores, dispuestos en dos filas de distinto nivel, los manteles carmesí, las sillas de terciopelo, el maletín con bordes dorados, las plumas, las papeletas, las canicas para elegir escrutadores, auditores, infirmarii, el hilo y la aguja para enhebrar en las papeletas en el punto donde se encuentra la palabra Eligo , para luego ser arrojadas a la estufa.